Hace algo más de una semana escuchaba el nuevo programa de radio llamado Encrucijada Pagana https://www.facebook.com/encrucijadapagana. En él un entrevistado, Daniel Exposito, comentaba que el paganismo tiene mucha relación con conectar con los ciclos y que es de ayuda en estos tiempos en los que con el estrés del día a día apenas somos conscientes de cuando anochece. Tristemente Daniel tiene mucha razón. El mundo moderno nos ha robado muchas conexiones con muchos ciclos.
Entre otras cosas, nos ha robado el otoño.
Desde la educación infantil nos han vendido cosas inciertas sobre las estaciones. Entre ellas que el otoño tiene que ser frio y lluvioso, de colores cálidos y hojas secas y que empieza a mediados de septiembre. Sin embargo las hojas secas comienzan en agosto y en la mayor parte de la península tenemos temperaturas de 25 grados hasta noviembre. Eso nos deja sin signos claros de otoño.
Además, los comercios comienzan ya en octubre la cabalgada comercial navideña. La publicidad obsesiva y la colonización de los estantes por productos como turrones o decoraciones nos adelantan el invierno, dejándonos sin tiempo para el otoño.
Como decía en aquel programa de radio Daniel, no sabemos cuando amanece o anochece. No nos damos cuenta de la merma de horas de luz hasta noviembre o diciembre, es decir, demasiado tarde para disfrutar del otoño.
Pero es mucho culpa nuestra. ¿Cuantos de nosotros hemos disfrutado la temporada de moras o de arándanos? ¿Cuantos hemos salido a por setas, o pisamos erizos de castañas? Ya no menciono hacer confituras y conservas. ¿Cuantos hemos visto la llegada de las langostas supervivientes y su final? ¿La salida de las hormigas aladas de otoño? ¿El final de algunas polillas y mariposas?
Esta allí, cerca, al alcance... Sólo hay que prestar un poco de atención y poner voluntad.
Reclamemos el otoño. Recolectemos. Reconectemos.
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