lunes, 18 de octubre de 2010

Cuando el sabio señala el cielo...

Muchas veces entre paganos es común que haya discusiones sobre temas de índole religiosa y espiritual, más que de indole social o de convivencia.

Como paganos, somos diversos, y en nuestras círculos sociales nos movemos personas que somos de hecho, de confesiones religiosas distintas. Tenemos creencias distintas, modos de ver la vida distintos y herramientas de adaptarnos a ello, diversas.

Sin embargo, antes o después, cada unoa nuestra manera, todos buscamos lo mismo. Buscamos la mísitica.

Creo, sinceramente, que hemos de perderle el miedo a según qué palabras, como religión o como mística. Entendamos la mística por lo que es: el proceso y experiencia por el que se alcanza la unión inefable y comprensión de lo divino en su propia dimensión.

Toda religión tiene muchas facetas. Una de ellas, por ejemplo, es la de ordenación social. La vía mísitica es sólo una de las facetas, que aunque sea una de las más buscadas, en el fondo también es una de las más raras de transitar. El encuentro con lo divino no se produce de una manera facil en ninguna tradición religiosa, y el paganismo y sus tradiciones tampoco son excepciones, a pesar de que al contrario que muchas otras, no niegan esa posibilidad. Y es que la via principal de la mística es el extasis, y éste es dificil y muchas veces doloroso.

Reconozcamoslo, queremos comunicarnos directamente con los Dioses, con lo divino, sea como sea que lo concibamos e interpretemos. Pero tampoco deseamos dolor. ¿Cual es el balance? Dirigirnos a otras vias. Como sacerdotes o como sencillamente paganos, podemos dirigirnos directamente a la divinidad, pero libres del éxtasis y la experiencia traumática de una posible revelación.

Podemos ser perfectamente buenos paganos, e incluso definirnos como personas espirituales dado el tiempo que dedicamos a nuestra espiritualidad (o incluso al llamado "mundo de los espíritus") sin tener por ello que definirnos a nosotros mismos como místicos.

Contemos además, el hecho de que la experiencia mística es inefable. Si en algo coinciden todos los que en algun momento han experimentado este tipo de comunicación con lo divino, es que por mucho que se esfuercen, sencillamente el lenguaje no alcanza para describirlo. Lo cual implica que la experiencia mísitica no puede ser compartida, ni comunicada. Y cuando intenta serlo, se tope irremediablamente con la imposibilidad de esta comunicación por parte del que la expresa y por parte de aquel que escucha.

La mística es una via hermosa, pero no por ello tenemos que tomarla a todas horas y en todos los casos. En muchos sentidos, es inservible, a un nivel comunal. Sencillamente, es.

Entonces, ¿por qué la buscamos? ¿Por qué consideramos que la via mistica es la forma más perfecta de religiosidad? Al fin y al cabo, la mísitica destierra muchas de las funciones normales de la vida religiosa, especialmente todas aquellas que tienen que ver con la comunidad.

Aquellos que, entre nosotros, tengan las características necesarias para ser místicos no son, por fuerza, personas con una bendicion. Tal vez sean, de nosotros, los que menos sentido le encuentren a su camino, los que peor se sientan por no poder compartise con el resto. Así que respetemos lo que tienen, su camino, y no tomemos su nombre para nosotros mismos.

Dejemosles señalar al cielo, aunque para ellos tenga una dimensión distinta que para el resto.


http://pfi-esp.org/content/view/207/198/

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