lunes, 20 de septiembre de 2010

El momento correcto para celebrar una fiesta


Ultimamente me estoy encontrando esta duda en muchos lugares. ¿Cuál es el momento correcto para celebrar una fiesta, sabbat o esbat?

Supongo que es la duda más común entre las personas que empiezan y no han celebrado demasiadas ruedas. Personas con ánimo y buena voluntad, que han leido u oido que tienen que hacer alguna celebración, pero aún no han llegado a ver cómo funciona el tiempo en las religiones paganas.

Estamos habituados a un tiempo secular que es estable e historico. Es decir, que se mide en unidades de una duración determinada y que no varían entre sí y que sigue una linea recta del pasado al futuro, de modo que todos los hechos jamás sucedidos pueden situarse sin problema en un punto concreto de la misma. Sin embargo, este concepto del tiempo es relativamente moderno. Para los paganos el tiempo no es lineal, si no ciclico, el año conforma una rueda, que gira sobre si misma eternamente. En el mejor de los casos, esta rueda conforma con la linea recta del tiempo secular, una espiral ascendente que nos ayuda a alcanzar la perfección (una percepción druidica de esta problemática).

Espiral o no, lo cierto es que para los paganos el tiempo es cíclico. El año empieza en un punto y cuando volvemos a él, vuelve a empezar.

Todas nuestras fiestas son reactualizaciones de los mitos de nuestra tradición. El Dios de la wicca muere y renace cada año, la Diosa desciende cada año a los infiernos. Cada año Demeter llora a Perséfone, Balder muere por un engaño de Loki a manos de Hodr, Freyja busca a su amado… El mundo es re-creado a cada momento para que todo siga funcionando. Y es la labor de nosotros, los paganos, que esto ocurra.

Pero precisamente por el mero hecho de que estamos hablando de ciclos (más o menos cortos o largos), el momento preciso pasa a ser de una relevancia menor. Así como para una religión histórica que un rito dado se tenga que cumplir a las o:oo horas de un día concreto, para nosotros no tiene por qué ser así.

Dado que nuestros ciclos se manifiestan en la naturaleza y responden a una serie de cambios sutiles en nuestro entorno, existe una flexibilidad en el momento justo de la celebración. Festejamos los puntos álgidos de una energía concreta, de una estación concreta, y éstos se mueven de forma fluida, igual que una marea. Así como celebramos los plenilunios cuando los vemos (y esa percepción dura tres días), una celebración solar debe hacerse cuando se percibe que es el momento, y esta percepción puede durar también incluso una semana.

Existen, obviamente, momentos del año donde la percepción del cambio es más sencilla. Por ejemplo, muchos paganos en la península no celebrarán Imbolc nunca antes de que florezcan los almendros, una señal inequívoca de la llegada de la estación. Del mismo modo, deberíamos llegar a conocer los indicadores naturales de los cambios estacionales en nuestra zona.

No nos sintamos culpables por no cumplir con un calendario festivo estricto. Pensemos que nuestros antepasados tenían otras formas de mesurar los tiempos, un entendimiento del entorno al que actualmente puede que no tengamos acceso. Además, ¿cuánto separan nuestros modernos calendarios gregorianos del juliano o incluso del Coligny? Y, sobre todo ¿qué imporntancia tiene el día concreto que marque el calendario si la tierra, que es en lo que nuestras creencias ponen su atención, no está preparada?



Publicado originalmente en http://pfi-esp.org/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=54&Itemid=198

3 comentarios:

  1. Muy buen artículo, me ha gustado mucho.

    Es cierto que los paganos muchas veces tienden a querer racionalizar sus festividades en el tiempo, esto es una custión práctica (considero), pero no la correcta. ¿Cómo ponerle día a la muerte de Wesir si la misma corresponde con la crecida del nilo? Hasta que este no muere no son las lágrimas de Aset las que inundan el cauce de dicho rio. ¿Y como celebrar su renacimiento si no se produce hasta que la crecida baja y esta toda la tierra fertíl, así como la aparición en el firmamento de la constelación de Orión? ¿Y el nacimiento de su hijo Hor?, que sí, se sitúa por navidad, en pleno invierno (lo que puede hacer referencia a lo debil que se encontraba al nacer). Efectivamente los ciclos son marcados de manera natural, hasta que esos acontecimientos no se producen no tiene sentido celebrarlos, ya que no puedes celebrar o hacer un ritual de algo que no ha ocurrido aun, carece de sentido como digo.

    Con las lunas es más fácil medir el tiempo, ya que estas si son cada determinado periodo y se ve claramente en el firmamento. Por eso muchos calendarios fueron lunares durante mucho tiempo y, aunque estuviera ya implantado el calendario solar oficial, en aspectos sagrados siempre se continuó usando el lunar (era más preciso sin lugar a dudas).

    Buen articulo. Me ha gustado :)

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  2. No me gusta decir que Perséfone desciende al infierno, me parece critiano, a mi me gusta decir que desciende al Tartaro o al submundo.

    Por otro lado en cuanto a lo de celebrar cada cosa en un punto exacto, no debería se así, por ejemplo, yo explicaba el otro día en mi blog que en Mabon podemos adornar con hojas secas, pero donde yo vivo no es ahora realmente cuando caen las hojas de los árboles sino casi en diciembre, por ello yo sigo añadiendo hojas incluso en sabbats de más adelante, hay que adaptarse un poco. Por ello también me gusta añadir mucho frutos de la estación, por que es algo real, han madurado en ese mismo tiempo, no es algo estricto que cojas de un libro.

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  3. ^^ Gracias por tu acotación Dandelion ^^
    Yo me refería al descenso de Ishtar, más que a Perséfone (la diferencia entre lo voluntario y el "rapto").
    Como yo no me he criado como cristiana, para mi inframundo, infierno, gehena... tienen el mismo significado base. Pero soy consciente de que la mayor parte de las personas no han tenido el tipo de educación laica que defienden mis padres. Así que, sí, cambiemos la palabra infierno por inframundo.

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