domingo, 19 de septiembre de 2010

Labordeta, in memoriam

Esta noche te has ido, tú que para alguien a quién jamás conociste y en quién jamás confiaste influir, alguien que al no tener abuelos, sacó la imagen de lo que debían ser de ti. Alguien que acompañó sus tardes buscando pueblos y oficios olvidados. Alguién a quien diste algunas de las mejores lecciones sobre el honor y la valentía.

Pero sobre todo, tú me enseñaste a llorar con la muerte de un ser querido. A sentirme como un valle despoblado, como un hermano olvidado... a entender la desolación de la pérdida que era demasiado joven para haber experimentado. Y lo hiciste con esta historia...



LA ABUELA



Te escribo Juan, hermano, ahora que la lluvia recorta suavemente los ruidos en la calle, para hablarte de que ayer, allá arriba, en el pueblo vacío del lento Somontano, enterramos a la abuela en aquel cementerio cubierto de hierbajos, arbustos y lápidas deshechas por el tiempo, las nieves y el olvido.

Mientras ella yacía en la alcoba tan grande donde tú y yo jugábamos de niños, estuvimos la noche recordando los tiempos, los paisajes pasados, las gentes que se fueron, las tardes de domingo en la fuente que ahora no mana aquella agua que venía del río.

Tantos trozos de vida recordamos que el alba nos asaltó de golpe y el abuelo, que apenas dijo nada de nadie entre la noche, murmuró suavemente: habrá que descenderla y dejarla en la tierra, con los suyos.

La dejamos quieta, allí, bajo la hierba, las nubes pasajeras, los cierzos agoreros y los riscos.

Luego, cuando salimos ya no quedaba nadie en el contorno y aquí en la ciudad de nuevo, el abuelo, viendo caer el agua tras los vidrios, ha murmurado lento, con sonrojo: "hoy seguro que llueve también sobre la abuela allá arriba, en el pueblo".

José A. Labordeta, Cantata para un País

Hoy nos toca a nosotros echarte de menos, y esperar que cuando desciendas a la tierra, con los tuyos, llegues a sentir cuánto deseamos que no vuelvas al olvido.

1 comentario:

  1. Creo que labordeta reflejó algunos aspectos que nosotros queremos recordar en El pais en la mochila. Cosas que solo pueden ser retazos paganos.

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